miércoles, 20 de abril de 2011

IMAGENES INDELEBLES (del 73)


Koen Wessing. Imágenes indelebles.
Chile 73, Nicaragua 78, El Salvador 80.

Centro Gabriela Mistral
1 de Abril 2011 - Santiago de Chile.



Chile, 1973


Apenas se enteró del golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende, el joven fotógrafo holandés Koen Wessing viaja a Santiago. Captura con su pequeña Leica las calles del centro, a gente que llora o que solo mira, a los militares que trasladan prisioneros, revisan y custodian a los transeuntes, requisan y queman libros y revistas. Logra retratar a altos mandos militares y entrar al Estadio Nacional, transformado en campo de prisioneros. Allí, con la compasión del fumador empedernido, intenta convidarle cigarrillos a los detenidos: capta el momento en que un prisionero y un soldado se disputan los cigarrillos tirados en el suelo.

Koen Wessing nació en Amsterdam el 26 de enero de 1942, hijo de un arquitecto y una escultora. Se crió en un ambiente de intelectuales y artistas que creían en la unión de arte y vida. Desde los 15 años se interesó por la fotografía: le parecía una vía para llevar una vida libre y comprometida a la vez, intensa, intuitiva e itinerante. Estudió arte, fue asistente de la pareja de fotógrafos Ed van der Elsken y Ata Kando y en 1963 ya era fotógrafo freelance. Captura entre otros las protestas de 1968 en Paris y el golpe militar de Chile en 1973 registrado en su libro «Chile September 1973». A fines de los 70 se quedó largo tiempo en Centroamérica, donde documentó la revolución sandinista en Nicaragua y la masacre que siguió al asesinato de Monseñor Romero en El Salvador. Falleció en Amsterdam el 2 de febrero de 2011 a los 69 años.

miércoles, 6 de abril de 2011

POR LAS CALLES DE SANTIAGO

Por las calles de Santiago, descubrí que el mito del "modelo chileno" no existe. Paradojas de la historia me presentaron una gran metropoli, densamente organizada. Lo que años atrás era lucha y protesta, barricadas de neumáticos humeantes y apagones de electricidad, con grices y sombras, hoy relucen en la capital trasandina. Pero no todo lo que brilla es Santiago. Contaminación, inseguridad y marginalidad a la vuelta de la esquina. Existe y yo fui testigo. Con la vista (pública y política) más orientada a las barras y estrellas del norte que a las venas abiertas de Latinoamerica se puede apreciar un estilo de vida urbano más funcional al cosmopolitismo de grandes ciudades que al regionalismo hospitalario de otras más modestas. Así hoy este sistema capitalista "ordenado y de transición" permite la expansión de las más renombradas cadenas de origen norteamericano en Chile. Y no sólo en la región metropolitana, sino en las diferentes comunas santiaguinas. De norte a sur y de oriente a poniente. Un proceso de desindustrialización -de lo poco industrializado que el país tenía- fue posible gracias a la apertura de los mercados chilenos especialmente a los norteamericanos. El progreso y la concertación (grandes valuartes para la clase dirigente local), lo hicieron posible. Sin embargo en todas y cada una de las dependencias comerciales donde estuve presente, el mismo comentario se repetía: "Es que aquí los salarios son muy bajitos", escuché como sonsonete una y otra vez, al tiempo que una alcancía me "invitaba" a dejar parte del sencillo que me era devuelto a modo de cambio luego de cerrado el intercambio comercial. Así las cosas. Santiago, una ciudad que me sorprendió por su gran porte de urbe modernizada, me invitaba a descubrirla por primera vez.


Santiago y sus barrios

Lastarria es un buen punto de comienzo. Un barrio de moda, con arte+diseño+gastronomía en pequeña escala. Una miniatura con aires europeos y un puñado de cafés literarios y ferias ambulantes. Almorzar en El Diablito depara el mejor pisco sour y la más completa cazuela de ave o vacuno (no es otra cosa que un suculento puchero) que puede ofrecersele a un recién llegado. El centro invita a recorrerlo desde su Plaza de Armas y sus adyacencias peatonales. Así aparecen Paseo Ahumada (muy tumultuosa para mi gusto) donde se ubica el hermoso edificio del Banco de Chile, Paseo Puente (la zona más popular) y Paseo Huerfanos (mi preferido con gran variedad de locales comerciales). A lo largo de estos paseos se encuentran las insignias comerciales del país: Tiendas Ripley y las tradicionales Falabella. A cada lado de estos paseos (y en otros puntos de la ciudad) se desparraman los famosos "fuente de soda" (diminutos locales de fondo ubicados uno tras otro para "picotear" algo a cualquier hora). Estos locales son la versión criolla del "Snack Bar", comida rápida pero no chatarra. Es decir + que una cafetería y - que un restaurante. Mi preferido Dominó y su especial de palta & quesillo (una especie de ricota compacta no granulada) al molde (en pan lactal). La fuente de soda es un invento que no tiene más de 60 años y surge en los suburbios norteamericanos del oeste. Su estructura de asientos tipo vagones (aquí son reemplazados por pequeñas banquetas) y las barras a los costados son su marca de fábrica, que se hace conocida en el mundo entero por medio de películas de los años 50, que muestran al Snack como el lugar predilecto de los jóvenes “winners” donde conquistan a las porristas con una “malteada”. A la chilena, nada de porristas y winners, por el contrario mucho oficinista y gente de tránsito. Un verdadero emblema de los santiaguinos, como las numerosas botillerías, donde es posible encontrar una amplia variedad de licores y otras bebidas alcohólicas típicas como el Pisco. Capel y Bauzá de los mejores nombres.

Al final de Paseo Puente y girando levemente a la derecha se llega al hiper turístico Mercado Central. Puertas adentro un cambalache de puestos (se consigue por pocos chilenos el merkén ahumado y otros condimentos típicos y las mejores empanadas de queso y pino (carne) y restaurantes demasiado preparados para el bolsillo del turista. Lo mejor es no perderse el anexo (con entrada contigua al edificio central) el Mercado de pescados y frutos de mar, un verdadero enjambre de rusticos pescadores que ofrecen todo su fresco cargamento a módicos chilenos. Salí encantado con esa marea varonil pero un tanto apestado de olor. Saliendo a la izquierda está La Piojera, emblema de la sociedad santiaguina. Tragos y comida barata en un ambiente típicamente popular (cierra los Domingos).
Al atardecer es grato descubrir ese libro que querías devorar hace tanto tiempo. En La Feria del Libro Chilena lo podes encontrar. La cena invita una triada bien conocida: Pizza, Birra, Faso... No perdón Helado!. Verace tiene las mejores variedades de pizzas (finitas y crocantes) del barrio Bellas Artes pegadito al Parque Forestal. La que adopté de por vida es la que lleva muzzarela, jamón crudo serrano, aceitunas negras y mucho merkén ahumado. Cerveza en Chile se dice Cristal. Kross y Kunstmann (natural de Valdivia) son opciones superiores. Por último el helado se diluye en nombres de sabores como harina tostada, pistacho y poco más.


Las dos caras de La Moneda

Tomar el metro en Santiago es asegurarse ganancia de tiempo. Su eficiencia está probada. Y su limpieza también. Intente encontrar un misero papelito en vagones y andenes y no lo encontré. Y eso que lo busqué denodadamente. Eso si, los chilenos tienen (al igual que nosotros) la mala costumbre de agolparse en las puertas al punto de obstruir el libre ascenso y/o descenso de pasajeros. Es transporte público!.
Llegar al Palacio de La Moneda me resultó un tanto frio, teniendo en cuenta los sucesos históricos que tuvieron lugar allí. Desde el Sur por la Alameda Bernardo O´Higgins (es la avenida principal que cruza la ciudad de Este a Oeste y la separa de Norte a Sur) hay que cruzar la Plaza Ciudadanía (no es como nuestra cálida Plaza de Mayo) y -previo permiso de la guardia oficial- transitar ese edificio de estilo neoclásico para luego de pocos pasos salir al lado Norte (Plaza de la Constitución).
Sólo cuando me aparte de la zona intenté comprender aquel 11-s. Asesinos bombarderos se cuecen aquí, allá y en el Congo Belga también. Un dato: en el subsuelo de la plaza se ubica el Centro Cultural La Moneda. Allí funciona la tienda del centro cultural donde se consiguen las mejores artesanías de la ciudad. Me alejé por la Alameda y casi sin querer me deslumbre con ese estupendo edificio de aparente color naranja. Solo al llegar encontraría que estaba recubierto de una malla oxidada que a la distancia le da ese efecto fluorescente. Es el Centro Cultural Gabriela Mistral (ex Edificio Diego Portales, que fue sede del gobierno militar de Pinochet hasta el año 1981). Allí realmente sentí la dramática cercanía con nuestra historia más reciente. Imágenes indelebles del fotógrafo holandés Koen Wessing es una muestra sobre Septiembre del 73. Y una muestra que Chile, aún hoy, no ha olvidado.



Desayuno en la montaña, mediodía en la ciudad y colación en el mar

Llegar a Valparaiso, la ciudad portuaria más importante del país, es caótico. Poco más de una hora por ruta y abajo en la ciudad: gente, gente y más gente. Una geografía complicada. Un gran mercado de ferias a cielo abierto. En las plazas, avenidas y calles se vive así. De todo como en botica. Antiguo y derruido, pero pintoresco.
En los cerros todo cambia. Las laberínticas y serpenteantes callecitas siempre conducen a algún mirador. Almorzar en Cerro Alegre o Concepción (los más concurridos) es sumamente placentero. Pescados y mariscos a la orden del día. El pulso baja. La suave y fresca brisa de mar se hacen sentir con los primeros otoños. Casas, casitas y una amplia paleta de colores. Podría elegir una de cada color. La amabilidad y sencillez de su gente enamora. Y de pronto ahí está. Profundo y azulado. Magnifico anfiteatro con vista al Pacífico, donde se ven todos juntos, los unos a los otros.


La Chascona es la Providencia

Providencia es considerada por los chilenos como la Comuna con mejor calidad de vida del país (junto con Las Condes) y es la comuna más limpia y segura de la ciudad. Es también en su tranquilo, bohemio y artístico barrio Bellavista donde se localiza "La Chascona" la única casa del poeta Pablo Neruda en Santiago de Chile. El museo refleja la obsesión del poeta por los barcos y el mar al punto que la casa conserva su fachada de barcaza. Allí el premio Nobel vivió con su última mujer (Matilde Urrútia) hasta su muerte, donde fue velado. Con el golpe militar de 1973 la casa es destruida y es ella quién emprende la reconstrucción de la residencia para luego convertirla en lo que hoy es. Si la intención es conocer estos y otros datos lo aconsejable es disponer de unos billetes. La fundación que gerencia las tres propiedades (hoy museos) en Chile cobran por entrar, respirar, decir hola y llevarse un pequeño suvenir. Pero el recuerdo vale la pena.
El barrio se encuentra delimitado entre el Rio Mapocho y el Cerro Cristóbal, por donde se accede al tradicional paseo en funicular. Como no sólo de literatura goza el hombre hay también en este pequeño reducto urbano del buen vivir, una sofisticada oferta gastronómica internacional. Tanto sobre Pío Nono (gran nombre para su arteria principal) como por la paralela Constitución se puede elegir una variedad de sabores tanto para almuerzo o cena. El imperdible es Cienfuegos en el Patio Bellavista. Alta gastronomía. Altos precios, también.



Lollapalooza o la excusa de viajar

El famoso festival de rock alternativo nacido en EE.UU. cumplió 20 años de historia y para festejarlo decidió celebrarlo fuera de casa. Donde? Chile. Donde sino?. El Parque O`Higgins fue ser el lugar adecuado para recibir por primera vez a bandas como The Killers, The Nacional, Deftones, Kanye West, Cypress Hill, Fatboy Silm y Empire Of The Sun entre muchas otras. Y tán rápido como se confirmó la presencia del dúo australiano, se organizo la partida. EOTS formado en 2007, son especialistas del denominado nuevo psicodelico electropop. Luke Steele y Nick Littlemore revolucionaron la escena más convencional de la neo-electrónica con sus temáticas místicas y una imagen estrafalaria. El show realizado en La Cúpula, como suelen llamar al estadio cerrado del Parque dió repaso -a lo largo de una hora- al primer y único disco editado, Walking on a Dream. El encuentro (el primero en latinoamerica) fue festejado por el público e ignorado por la prensa chilena. Si Luke es el frotman natural, Nick es el genio visual de la banda. Una vez más la auto-misión había sido cumplida. Por que de eso se trataba.

Y ahí está Santiago siempre igual, siempre diferente. Siempre esperando, siempre con ganas de más. Y ahí está Chile. Un país que podría haber sido "ejemplo" para la región pero terminó siendo "modelo" para el águila del norte.