lunes, 1 de noviembre de 2010

TESTIGO DE IDENTIDAD RESERVADA

Hablemos de mi que es un tema fascinante, le propuse a mi analítica desde el primer encuentro. Después de algún tiempo sin la practica de ese ejercicio, el comienzo resultó molesto. La nueva capitana no lograba acomodarse a mi único modelo profesional. Otrora fueron años con idas y vueltas -como en cualquier relación de cualquier tipo-, hasta que una tarde, ya harto de estar en el mismo punto (L) una y otra vez, me incorporé lentamente del símil diván (la función la cumplía, pero para que engañarnos, no era un diván) y ante su atónita mirada le disparé "Me voy... ya está". Dicho y hecho. Querías acción, ahí tenés.

El tiempo pasa. Las letras se fueron sucediendo. Llegó (R) y después (G) y luego (S). Pero esta nueva etapa, un tiempito después de la primera y extensa experiencia, suponía otro desafío. La tarea estaba focalizada en algunos aspectos de mi existencia. Es decir en algunas neurosis, no en todas. Con la estructura armada, la coyuntura se presentaba más fácil de abordar. Ya no diván, ni símil tampoco. La relación se planteó de otro modo desde el comienzo. Jueves. Plaza San Martín. 19.45. 9º 32. Su estilo nada confrontativo, hacía ponerme de mal humor. Sus balbuceos dubitantes, impaciente. Pero la necesitaba. En el aquí y ahora, el juego se me iba de las manos y era el momento de que alguien con convicción y firmeza me haga tomar el timón de mando nuevamente. Bueno creo que salí de la primera sesión al grito de "a los botes, a los botes".

Otoño, Invierno y Primavera. Al principio la emparente con la Susanita de Mafalda. Al cabo de unas semanas ya era Susanota. Su rutina siempre era la misma. Anunciaba CADA cosa que iba a realizar, TODAS las putas veces: "ahora cierro la computadora y... contame cómo has estado?, repetía una y otra vez como si tuviera enfrente a un ente creado para contestar de manera automática. Una vez, y a raíz del debate instalado en la sociedad sobre el matri-gay, pecando de ingenua (quiero creerlo) se atrevió a soslayar "pero estás de acuerdo con que (los gays y lesbianas) adopten?!". La semana siguiente me enfermé subrepticiamente. La otra le usufructúe las instalaciones sanitarias con una furia digna del más agresivo tsunami. Otra decidí no retribuirle con vil metal. Y por último acepté (el mismo día y hora) una invitación de un ignoto desconocido para ver a Claudio Baglioni en un teatro cercano. Como solía tener un tiempo muerto antes de cada encuentro, compraba libros&ropa, lo que generaba comentarios de su parte. "¿Te interesa la novela rosa?. "No, quiero sufrir como una P**A!. Rara vez, tuve curiosidad de preguntarle algo extra-relación-profesional. Por el contrario, a mi ex-analítica, solía indagarle más sobre cosas personales que profesionales, hasta conocí su casa y familia. Su marido era el blanco perfecto de todas mis intrigantes consultas. Cabe aclarar, en este punto, que mi patología ya era incurable.

Persona/Personaje. Siempre hablé en primera persona singular y nunca me escindí del objeto de estudio. EL OTRO YO. Egolatrismo. No. NECESIDAD. En una personalidad tan definida (como la mia) no había lugar para una limitación interpretativa. Para nada. De lo contrario hubiera elegido un grupo de autoayuda o un café literario... . No soy un personaje. Ni mucho menos las 24 horas. Aunque todo el tiempo alimente ese juego y termine rozando lo patético. No soy así. Mi "público" lo sabe. Pero sucede que ultimamente ya me estaba sintiendo un testigo de identidad reservada de mi propio jucio, donde el querellante era yo mismo: el querellado. Entonces una vez más y como todos los Jueves atravesé la Plaza con viento, lluvia y frio, con nubes o luna. Le pegue dos timbrazos seguidos al 9º 32 y al cabo de un eterno viaje en ascensor estaba a las 19.45 sentado frente a ella en el centro del universo intentando comprender por que soy como soy. Hasta hoy. Delicias de una ciudad psicodependiente.

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