lunes, 22 de noviembre de 2010

YO MATE A MI MADRE Y UD.?

-Hubert: ¿Qué harias si yo desapareciera?.
-Madre: Me moriría mañana.

Lo he dicho muchas veces. Pero el publico se renueva. Lo diré una vez más. El mejor cine se descubre en festivales. Pues bien, una vez más la intuición cinéfila no me falló. El marco era el 25to. Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Y el panorama de una joven (ignota) figura laureada era el imán que me acercó hasta allí. Una perla en la perla del atlántico.

Xavier Dolan con 20 años estrenó su ópera prima en el festival de Cannes el año pasado y triunfó con una película casi autobiográfica que protagoniza, dirige y escribe. Una película sobre un adolescente (homosexual). Nada facilista, nada complaciente, nada digerible. Pero simplemente magnifica. Es parte de ese nuevo cine que me gusta descubrir de tanto en tanto cuando lo necesito. "J'ai tué ma mère" es la historia de un joven que empieza a explorar su sexualidad y que detesta a su madre. Es la historia de una relación de amor odio que resulta real e imposible. Llena de elocuentes y constantes batallas campales. Fue éxito de taquilla en Canadá y seleccionada por ese país para representarlo en los Oscars 2009.

Sobre el argumento no hace falta detallar demasiado para darse cuenta qué es lo que lleva a Hubert a odiar tanto a su progenitora como para decidir "matarla" y de esta forma entablar una inesperada relación con su profesora. Pero si cabe destacar que en el lenguaje cinematográfico las imagenes hablan por si solas. Y "Yo maté a mi madre" es pretenciosa en esa tarea. Escenas perfectas desde el primer cuadro, detalles y encuadres no usuales, ralentis bién incorporados, fuera de foco como apertura de escenas, la música de Surface of atlantic produciendo el anclaje probado y demás delicias del buen espectador, hacen de esta historia una sutileza que conviene disfrutar en esta vida.

Hay momentos de extrema acidez, de ternura, de intenso dolor, de indiferencia, de humor. Hay momentos oscuros y otros brillantes. Hay momentos en color y en blanco y negro Hay momentos, muchos momentos, todos bien logrados. Y conmueven.

Dolan tiene algo del más clásico Cassavetes y algo del Almodovar más melodramaticamente maduro. O algo de nuestro lacónico Ezequie Acuña. Pero tiene 21 años. Y promete, promete.

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