sábado, 24 de octubre de 2015

TE QUISE, TE QUIERO Y TE QUERRE (HELLO, IT'S ME)

"Y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido. Que nunca intentaré olvidarte, y que si lo hiciera no lo conseguiría (...). Que no fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de mi momento. Pero te quise y te quiero, aunque estemos destinados a no ser". 
Rayuela de Julio Cortázar 


Fue hace un año. Más o menos a esta hora. De casualidad (o no) nuestros cuerpos se rozaron al pasar. Desde el principio tuve mis reservas. Como no. Como siempre mi segundo nombre es desconfio. El suyo también. Primero se llamó M. y luego (un tiempo después) paso a ser N..

A mi me esperaban, pero nada me importó para prolongar ese breve momento en un viaje inolvidable. Lo sentí tan intenso que hubiera seguido hasta Cañuelas non stop. Pero detalle aparte, me quede sin bateria. Y sin reparar en su mensaje de bienvenida en mi WApp. Dias después repitió con ? y más luego con un desesperado Hey!. Quedó ahí. Todo onomatopéyico. Soy colgado cuando quiero. Lo sé. Tarde una semana en contestar y no lo hice por donde lo esperaba. No respondió y como era de esperar en un taurino pura cepa exploté de rabia. Y lo hice escribiendo (pueden revisar las últimas entradas de este blog).

Llegó su respuesta y con ella las primeras aproximaciones. Parece algo más grande de lo que es en verdad. Su cuerpo algo más voluminoso que el mio encajo de perillas en mi osamenta. Su cara en ese momento era deliciosa como el dulce de leche, me la devoraba a lengüetazo limpio. La primera conquista llegó con su texto: "un gusto conocerte ... ". Lo formal no quita lo caliente. A esta altura eramos dos pavas silbadoras a punto ebullición. 

Los desencuentros de la rutina diaria hicieron todo más complicado. Era todo whatsappeo y a toda hora. Las madrugadas se pusieron más y más calientes con la llegada del verano. El intercambio fotográfico fue de los más laureados en mucho tiempo. Después de mi gira por el caribe la fiebre empeoró (o mejoró) no sé. Y no tardó en llegar un segundo -pero frustrado- encuentro casual. Lo increpé con la mirada y ni puteada me contestó. Bajate vos si sos macho. Bueno se quedó. Yo también. 

A esta altura la virtualidad había conspirado entre los dos. Y la fractura de mi pie (derecho) jugaron un mal paso en esta carrera. El tercer encuentro se produjo una vez más de casualidad y consiguió (por lo menos de mi parte) tomarlo en serio. Más verano, más temperatura, más noches calientes. Más calmantes, más hielo, más traumatólogos, más reposo. Mes y medio lisiado. Y llegamos así a un cuarto encuentro obviamente casual en el que llegué a decirle lo dificil que sería olvidarme de su persona alguna vez. Es que trabaja en una entidad que debe tener una sucursal cada dos metros (acá es donde sale el anuncio y me pagan por la mención comercial). Pero no. Imposible no asociarlo, menos si soy cliente.

Todo se diluyó con la llegada del otoño. No insistió. No insistí. Se congeló con los meses y ahora que el invierno pasó y la era del hielo terminó extraño todo lo mucho o poco que sucedió. Sus mensajes a la mañana cuando todavía estaba soñando. Sus emoji. Sus llamadas perdidas. Su andar cargando la mochilita. Su foto en la peluquería. Sus balconeadas en la madrugada. Su take me to church... I'll worship like a dog at the shrine of your lies I'll tell you my sins and you can sharpen your knife...

Tengo un defecto: me-moria. Y me moría de ganas de escribir lo que escribí. Para que algún día lo leas. Porque no olvido. Aún un año después. 

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