sábado, 6 de septiembre de 2008

KEITH HARING: GENERACION POP

Keith Haring tomó un marcador y comenzó a crear garabatos inspirados en los dibujos animados que veía en la televisión, sin sospechar que años más tarde haría de esa costumbre un arte. Después de todo, era tan solo un niño.

Hacia los años ochenta se traslado a Nueva York para estudiar en la Escuela de Artes Visuales, y rápidamente formó parte de la cultura callejera de aquella ciudad efervescente en la que la marginalidad y la violencia convivían con la vanguardia artística.

A menudo podía vérselo dibujando sobre las publicidades del metro con un marcador negro, invadiendo el paisaje urbano con sus criaturas con rasgos de cartoon.

Con increíble rapidez pasó de ser grafittero casi vagabundo a exponer en las mejores galerías internacionales. Fue amigo de grandes figuras públicas como Madonna y Roy Lichtenstein. Pintó un trozo del muro de Berlín. Viajó. Vendió sus obras. Pero por sobre todas las cosas Keith Haring creyó en un mundo diferente. Murió de sida un 19 de febrero de 1990. Tenía 31 años. El mundo se conmovió: había muerto un hombre, que sabia pintar como un niño.

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