miércoles, 18 de noviembre de 2009

HACEDORA (ILUSTRE) DE EMOCIONES

Un ciclo se cierra. Para siempre. Aunque no la veamos (en vivo) siempre va a estar. Esta tarde la actriz y cantautora Marilina Ross fue condecorada ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en reconocimiento a su versátil trayectoria artística. Por iniciativa del legislador Juan Cabandié (Encuentro Popular para la Victoria) y Christian Ramos autor del proyecto (podes leer los fundamentos acá) Marilina tuvo finalmente su merecido reconocimiento. El acto se realizó en el Salón Dorado de la Legislatura porteña y realmente el lugar estaba desbordado de publico y amigos.

Mi historia con Marilina se remonta a muchos años atrás. Quizá, casi sin querer como un juego al principio o buscando una apertura musical en otros estilos, aunque no fue su música la que me cautivo en un primer momento. Descubrí sensaciones que ningún otro artista -por ese entonces- pudo transmitirme. A los 10 o 12 años, la teatralidad y ductilidad de sus espectáculos significaban un acto lúdico y verdaderamente liberador. Pureza e inocencia de la mano de una interprete notablemente expresiva. Fue como descubrir en ese mágico mundo, mi mundo interior solapado. Promediaban los 80 cuando empezó el descubrimiento. Me sentía cómodo entre hombres y mujeres que cantaban esas letras que se convirtieron con el tiempo en un auténtico cancionero popular argentino de aquella época. Una época que no volverá. Nunca Más. "Soles", "Quereme... ", "Puerto Pollensa", "Puente Invisible", "Casi sin querer", "Pasaje de ida", "Como mis padres", "Escaleras mecánicas" (una de mis favoritas), "Mis hijos naturales" o "Se puede" entre muchisimos otros himnos, ya son parte de cada uno de nosotros, de nuestras vidas.

El Opera fue mi casa durante varias temporadas, pero también el Coliseo de Lomas (en esas giras por el GBA), La Casona y el Conde de Palermo, los jardines de ATC o el Teatro Gral. San Martín (con su ciclo "Clásicos Populares") o incluso uno muy chiquitito, casi perdido en la avenida Corrientes: el Teatro Adán. O más acá en el tiempo el fantástico Avenida o -incluso- el revisteril Maipo.

De niña mimada de la TV al compromiso interpretativo en cine (La Raulito) y teatro. Militante de las causas justas, sencillas, humanas, políticas, diversas, integrales. Militante de la vida, serás recordada para siempre por tu calidez humana y sencillez artística.

Maria Celina Parrondo, gracias a mi vieja te conocí y te quise. Y la verdad es que ya se te extraña. Te necesitamos. Pero entendemos tus razones.

Hacedora de grandes emociones dijiste adiós.

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