sábado, 14 de noviembre de 2009

MI GRAN NOCHE

La durabilidad de lo efímero. La naturalidad de lo bizarro. La simpleza de lo retorcido. Opuestos y complementarios. Siempre. Baile. Miradas. Contorneos. Susurros. Gemidos. Color. Luces. Pelucas. Maquillaje. Todo eso y más es Fangoria, especialmente Alaska. Un personaje ícono de la "movida" madrileña a un solo paso de convertirse -y con derecho propio- en una leyenda (sub) urbana. Aunque parezca mentira a lo largo de más de 30 años de carrera es la primera vez que realiza presentaciones en vivo en el pais. Y no defraudó. Profesionalmente calculada (aunque cueste creerlo es poco visceral) y sin un derroche excesivo de carisma (sus marcas de registro), Fangoria es Alaska. Y no mucho más. Para que si con ella basta y sobra. Absolutamente. Un adjetivo más y van... miles!.

La noche comenzó con Leopardo no viaja (dúo travisteril español) y un pequeño set de tres canciones en tono paródico estilo Alcorcón, para que luego llegue el rock-glam travestido con Nancys Rubias, la banda de Mario Vaquerizo, el marido de Alaska. Casi hora y media de lo señalado apareció. Frívola, pero cercana: cautivó. Con su imagen, su figura y su voz. Y a lo largo de dos horas a puro electro-pop con letras en su mayoría sintéticas, pero no por eso descartables se sucedieron entre otras "Ni contigo ni sin ti", "Criticar por criticar", la festejada "Miro la vida pasar", "El cementerio de mis sueños", "Si lo sabe dios que se entere el mundo", "Retorciendo palabras", "Estés donde estés", "Voy a perder el miedo", "Lo poquito agrada y lo mucho cansa" y de su último CD "Mas es más" "Absolutamente" y la excelente "La pequeña edad de hielo". También hubo lugar para recordar "Ni tu ni nadie" y el himno "A quién le importa (Alaska y Dinarama).

Solo faltó la excelente letra de "electricistas" editada en Arquitectura Efímera (2004). Una sonante catarata de baile y letras en un N/D Ateneo atiborrado de chicos, chicas o las dos cosas juntas, donde lo prohibido y anormal se traduce automaticamente como lo permitido y naturalizado. El cancionero que compone la carrera de Fangoria (en esta nueva etapa netamente electro-pop) sigue siendo variopinto. Algunas canciones son negativas, chismosas, exageradamente pesimistas, caprichosa
s y vengativas o rencorosas. Otras son positivas, prácticas y de amor eterno. Del primitivo salvaje glam-rock al consumo en serie del presente disco-techno, finalmente Alaska me dio Mi gran Noche, tan esperada.

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