jueves, 15 de julio de 2010

ORGULLO ARGENTINO


Ahí estábamos. Ahí estabas vos y vos y vos también. Y yo. Y se hizo de noche y hacía frio. Y la vigilia fue larga y helada. Pero finalmente algo sucedió. Algo cambió. Algo es igual. Algo es mejor. Una Nación sin historia no es Nación. Y la historia es la conquista de derechos. Como estos que ahora son universales. Todos y cada uno de ellos nos hacen Nación, pueblo. Si, pueblo, una palabra en desuso reemplazada infinidad de veces en el discurso político-mediatico por el laxo término de "la gente". Pero ¿no es que "la gente" no es pueblo también?. En palabras de la institución católica apostólica la batalla contra Dios la ganó -en este caso- Dios o Cristo o Jesús. Sépanlo no la ganaron Ustedes. Y sí todo el colectivo social que movilizado por una causa justa y digna se aunó en aquella misma plaza donde anualmente la "comunidad celebra" el día del orgullo. Pero esto fue más allá de un simple festejo. Había algo más. Había derechos por los que luchar. Había reivindicaciones por las que gritar. Había que poner algunas "cositas" en su lugar. La Señora de los almuerzos tuvo su merecido reconocimiento del cálido publico al canto de "Vie-ja Pu##, Vie-ja Pu##". Y como en el 93 (cuando el clero pedía prohibir a M cantar en River) la plaza gritó "Iglesia!, basura!, vos sos la dictadura!". Todo un emblema de estos días.

Con la ley aprobada se reconocen derechos que hasta ahora estaban restringidos sólo a una mayoría. Ahora se universalizan "los mismos derechos, con los mismos nombres". Y se desnuda para siempre el poder que la resiste hasta el último estertor. Monseñores, Obispos y Arzobispos de las altas esferas a llorar a sus iglesias cada vez más despobladas de fieles y cada vez más atiborradas de una injusta riqueza, indiferentes de todo lo que sucede acá afuera. La imagen es cuasi pornográfica, pero cada vez más real. Inocultable. La pretensión destructiva al plan de Dios terminó siendo su propio plan autodestructivo. No resultaron los aprietes a senadores, ni las cartas a las carmelitas mas remotas del país, ni movilizar estudiantes catolizados por la hostia y el cáliz a la "gran marcha de la familia naranja argentina". ni la declaración de guerra contra el "orden natural", ni oscurantismo, ni Opus, ni bla, bla, bla. La sociedad maduro y cuando -luego de 27 años de ejercicio cívico- las sociedades crecen pierden el miedo. Y son más fuertes y más tolerantes. Y más justas.

En el debate por la ley de igualdad dentro del Honorable (a veces no tanto) Senado de la Nación hubo de todo.
Discursos de medio tono, de actuación, de falso enojo, de mesura, de exaltación, de ignorantes, de nazis. A favor o en contra. Pero en el seno de la sociedad también hubo de todo. Ahí estaba entonces el Vecino Naturalmente Indignado, por supuesto un Argentino bienpensante. Y los Otros "esas personas" enfermas y desviadas, por supuesto los inadaptados de siempre. Algo cambió y para siempre. Es que sólo se trata de un contrato que corresponde a una institución civil para un Estado laico. La familia seguirá siendo lo primero, pero ahora más diversa. No se modifican las creencias religiosas o de credo. No teman.

El tiempo sigue reubicando las piezas. No por casualidad las últimas medidas del gobierno producen un quiebre con la otrora gestión política. Medidas como la estatización del sistema jubilatorio, la ley de medios audiovisuales o la asignación universal por hijo son -aunque a nivel general- pequeños actos de justicia. Como la sanción de esta ley. Están pasando cosas buenas. Y en este tiempo.

Gracias a todos y todas, se logró este avance histórico fundacional para nuestro país. Esta ley viene a dar entidad al colectivo LGBT, la existencia es palpable. El mazazo simbólico de la medida es irrefutable. No es verdad que a los indiferentes no les cambié la vida. Se las cambió, les guste o no. Ahora tienen que aprender a convivir con esto. Jódanse. Gracias por exhibirlo, por ponerlo de manifiesto en las calles, con banderas, colores, amores, compañeros/as, familias, amigos/as, activismo, políticas, reclamos.
Gracias por escribirlo. Gracias por el aguante, la emoción, la música, el humor y el llanto de felicidad. Gracias por la diversidad de estilos. ¡Viva Pepito!. Gracias por los últimos meses, las últimas semanas, los últimos días, las últimas horas. Gracias por los Twitts, SMSs, e-mails, etcs, etcs, etcs. Gracias Argentina por darnos cuenta.

Es cierto perdimos el Mundial, pero ganamos Igualdad. Mi país es más justo. Y para siempre.

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