
Cuando pise la alfombra de la sala confirme que esa noche ahí adentro sería resignadamente un mero espectador. Pasivo.
Nos convocaron para el estreno de Miranda directo!, un registro del último show de la banda en el teatro Gran Rex que sirvió de presentación oficial del último disco Miranda es imposible!. Uno de los encargados de la programación presentó al director Iván Vaccaro que a su vez "sorpresivamente" presentó a... Miranda!. Y estalló la hecatombe. Gritos -los más agudos que se puedan imaginar-, flashes, "te amo Ale", "aguante Lolo", "Juli genia" o simplemente Monoto. Y ahí estaban ellos: Ale Sergi, Juliana Gattas, Lolo Fuentes, Monoto. Acto seguido saludos varios y breves palabras de iniciación. Las luces se apagaron y entonces el show debió comenzar. Desgraciadamente mi lugar -reservado en una fila para invitados- fue estratégicoo para las fans que desde el primer minuto no pararon de aullar cual lobizonas destempladas. Mátenla, solté dos minutos después del comienzo, en referencia a la de pulmoncitos sanos que tenía justo a tras mio. Ni lo pensé. Me desplace a uno de los costados de la sala donde estabamos los resignados, esa casta de novios o padres acompañantes por amor o gratitud hacia el prójimo. La sala era la más grande del complejo y no estaba colmada, a esta altura estaba impregnada de dulzor.
El docu-musical refleja en episodios casi frenéticos el poderío estético que tiene este grupo en escena. La estridencia del vivo de un grupo que fue mutando desde un autentico origen under hasta su explosión devenida en fenómeno mass media adolescente. Con la triada histeria-teen-melodrama a full, salí más que lleno. Saturado. Me fui a mi casa a buscar sosiego y un poquito de limón.
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